martes, 10 de diciembre de 2013

Historia de la Masonería en Venezuela Eloy Reverón

Numerosos son los artículos publicados con este título, en cuya lista de autores me incluyo. Esta vez lo hacemos dentro de un esquema didáctico, dirigido a un grupo de pupilos dedicados e esta labor. La primera afirmación que colocamos sobre la mesa es que la historia de la masonería en Venezuela no ha sido escrita. Ya hemos entregado a los participantes del Seminario la primera parte del Prolegómeno. La primera parte correspondió a una ubicación en el contexto cronológico donde se ambienta el tema de investigación.En esta parte nos ocuparemos de los principios.

Continuamos la exposición agregando algo más relativo al sentido del Prolegóneno en sí, relativos en este caso, a los principios generales dentro de los cuales debemos movernos para evitar confusiones innecesarias dentro de un tema tan escabroso, como es el de historiar una institución de semejante naturaleza.

Para exponer el asunto integraremos los recursos del álgebra para el análisis histórico. Vamos a reducir su mínimo común múltiplo a cada término que incorporamos. Existen miles de conceptos y definiciones que nos explican con lujo de detalles lo que cada autor interpreta como masonería. En todos existe una idea básica. Es un sistema para socializar.
El gran aporte del mundo árabe
la capacidad de
representar al universo

Masonería: Sistema para socializar.

El sistema para socializar que estudiamos proviene de Inglaterra. Los primeros masones que llegan a Venezuela, provienen de Inglaterra o son de origen anglo sajón.

Podemos enumerar principios fundamentales presentes en las logias fundadas por estos señores, y que de alguna manera están presentes en los documentos que hemos podido catalogar como masónicos, vale decir, relativos a alguna logia o correspondencia con signos, estilo, señales o detalles que nos permitan reconocerlos como tales.

Transmiten sus enseñanzas mediante el uso de símbolos relativos al arte real, o de la construcción.

Como muchas sociedades secretas o discretas, se reúnen el logias. Pero en este caso además se refiere la forma de constituirse, se reconoce como logia a la reunión de determinado número de masones observando los protocolos del ceremonial masónico establecido según el rito.

Hasta este punto vamos a enunciar los principios fundamentales: la Unión; la Libertad; la tolerancia religiosa y política; el reconocimiento de la existencia de un padre creador para que puedan existir como hermanos aquellos que lo reconocen.


Nos queda adelantar que si se trata de una Institución vinculada de manera estrecha a la idea de la Libertad, no puede ser estudiada, como suele hacerse, desvinculada a la dialéctica de la dominación - resistencia - liberación. Si su principio fundamental es la unión, esa unión está orientada a la integración del conocimiento masónico. De donde se desprende que una óptica masónica, para los efectos del enunciado de este estudio, debe ser una óptica integradora. 

sábado, 23 de noviembre de 2013

La Guerra de los Cien Años por Eloy Reverón

(II) Parte del discurso del historiador
Eloy Reverón en la logia Ilustre Americano

Existe una tendencia historiográfica que presenta a la guerra de emancipación como una lucha por la libertad y la independencia política que termina con la batalla de Carabobo, la toma de Puerto Cabello y la batalla naval del Lago de Maracaibo. Vincula el origen de la violencia con la presencia del gobierno español, donde la llamada independencia asume el rol de panacea que se desborona ante la realidad vivida después de reconocida nuestra independencia política. Una independencia política obtenida por la fuerza de una unas armas compradas a crédito, la cual generó una deuda tan importante que incidió de manera fundamental en nuestra dependencia económica.
 La violencia política se mantuvo porque las causas esenciales de la guerra no fueron erradicadas. La base de la economía se apoyaba en la explotación de la fuerza de trabajo esclava, y el sistema de exclusión social fundamentado en el color de la piel dejaba fuera a la gran mayoría de la población parda. Este conflicto fue enunciado por la clase mantuana como el conflicto entre la libertad y la autoridad. El temor de los mantuanos ante la amenaza de la pardocracia. El colectivo venezolano ha seguido la línea de un líder que actúa como una suerte de mecías a quien se acude en los momentos de mayor tensión social, o cuando el conflicto esencial de nuestra historia alcanza su máxima intensidad. La tendencia del culto a la personalidad es un producto socio histórico de nuestra cultura. Para entender este conflicto, el historiador positivista como Laureano Vallenilla Lanz, miembro de la logia Lumen, lo califica como integración y desintegración, Rómulo Gallegos lo ilustra como la lucha entre la barbarie y la civilización, el marxismo como la lucha entre explotadores y explotados. Todas son formas de abstraer la realidad histórica a lo teórico con el fin de explicar o comprender o llevar al nivel cognoscitivo, la relación pasado presente. Pero si extraemos ese conflicto de lo abstracto a lo concreto, nos encontramos con un proyecto de implantación de un modelo de sociedad y de civilización, frente a un sector excluido que siempre la rechaza. Se trata de un modelo de sociedad fraternal, de amor universal o católico, que funge como supraestructura ideológica para sustentar un sistema económico colonial cuyo objetivo se centra en las necesidades del mercado metropolitano y del creciente capitalismo internacional. Pero este modelo encontró resistencia, los pobladores originales, los primeros pero no los únicos que no tenían lugar en esa sociedad que se implantaba, a no ser como sirvientes o como amantes sometidos.
Asomada en las ranuras del palafito
En trescientos años, esa forma de dominio ejercida por los europeos que llegaron desde afuera, acusó una debilidad fundamental. La gente que quedaba fuera de la protección de los muros de la Casa Grande, discriminada, excluida de la sociedad implantada. Esa clase marginal sobrepasaba las tres cuartas partes del total de la población al iniciarse la crisis de autoridad de 1911. Este sistema colonial había establecido una serie de privilegios y exclusiones que generó tensiones severas en la medida que el número de excluidos sobrepasaba a los privilegiados habitantes de la Casa Grande. Los Guzmán y el Proyecto Liberal Nos corresponde imaginarnos un país que entró en una guerra civil que comenzó prácticamente con la declaración de independencia hasta que el monopolio de la fuerza llegó a manos del gobierno del general Juan Vicente Gómez. Por primera vez mantuvo al país sin guerras civiles hasta el momento de su muerte a finales de 1935, cuando se consolida una nueva forma de hacer política, diferente a la de la guerra predominante hasta entonces. Hasta este momento nos interesa dejar claro un aspecto a considerar como una característica esencial de nuestra historia: desde que Venezuela es una nación regida por un gobierno local, ha contado con el liderazgo de un hombre fuerte respaldado por las armas. El primero de la lista es el general José Antonio Páez, quien rige los destinos de Venezuela desde 1830 hasta la tregua de la Guerra Federal, tanto desde la presidencia como fuera de ella, llamado en los momentos de emergencia para establecer el orden. El segundo hombre fuerte que rige los destinos de un segundo ciclo de nuestra historia, es precisamente Antonio Guzmán Blanco, quien gobierna a Venezuela, incluso desde su autoexilio parisino.

El tercero, el general Juan Vicente Gómez quien terminó con cien años de guerra y mantuvo al país bajo su bota hasta que los venezolanos aprendieron una forma diferente de hacer la guerra: la política. La guerra fue la forma prevaleciente de hacer política que se practicó durante todo el siglo XIX, y los primeros 35 años del siglo XX, durante los cuales no hubo otra política que la del general Gómez, después de cuya muerte la política se comienza a practicar una forma diferente a la guerra. El cuarto líder, ya en el siglo XX, es Rómulo Betancourt, cuya influencia ejerció aún desde Berna después de sus dos presidencias, y hasta que el régimen de partidocracia que conformó, decayó después de ausentarse para siempre. Pero lo que nos interesa dejar claro es que la violencia en una característica esencial de la sociedad venezolana durante su primer siglo de existencia republicana, y son momentos de relativa tregua que de alguna manera se genera por la hegemonía de un hombre fuerte, un líder de turno. Estos cuatro líderes lograron con la autoridad de su liderazgo, por decirlo de alguna manera: a controlar o canalizar la explosión social que se genera cada vez que se incrementa demasiado en nuestra historia, la población de los excluidos, de aquellos que nunca tuvieron espacio en la Casa Grande. En 1830 Venezuela inicia su vida como nación desboronada del sueño bolivariano. Fue como volver al inicio del mismo conflicto entre dos poderes, dos fuerzas que chocan constantemente en cada página de nuestra cronología histórica.
Expansión geográfica de la cultura europea
Una tierra de gracia descrita por Colón como el Paraíso Terrenal, el Jardín del Edén donde llegó desde afuera una multitud de cristianos con la voluntad de implantar una sociedad a imagen y semejanza de los reinos de donde provenían, e implantar un sistema de producción destinado a satisfacer las necesidades económicas de sus metrópolis. Debo resaltar una situación que luego se hace constante en nuestra historia: cuando la clase dominante pierde el apoyo de La Corona
[5], su dominio sobre estas tierras se reduce a un caos, la anarquía y la guerra civil. Es la violencia política que implica implantar por la fuerza de las armas, el modelo de sociedad y de religión que se incrementó durante los primeros tres siglos de conquista[6] hasta que estalló la crisis de autoridad de la Monarquía. Es necesario estar conscientes de la resistencia de un sector del país excluido que una vez se opuso a su Conquista, y que luego se resistió a la Colonia, hasta que finalmente se conforma otra minoría, que manteniéndose aliada con fuerzas foráneas, se opuso a su Independencia económica, aunque se emancipó en lo político. Luego que entendamos el siglo XIX en su dimensión de violencia política, de guerras civiles, y de desintegración de una sociedad monárquica en medio de un intento por fundar una patria republicana. Entonces estaremos listos para entender el sentido de una institución como la Masonería en el siglo XIX, como germen del sistema republicano, como escuela experimental de cultura y conciencia ciudadana, y como un instrumento de la paz y de la conciliación, así como una ventana hacia la idea de progreso fundamentada en la Libertad a través del conocimiento por medio de la educación, la Igualdad fundamentada en la justicia a través de la democracia, y de la Fraternidad fundamentada en el amor, producto del conocimiento, la justicia y la equidad.
Pero sin olvidar que la Masonería fue mucho más que eso, dentro de un ambiente como el nuestro no pudo escapar a las intrigas político bélicas porque, después de todo no era más que una muestra que representa el universo más amplio de la sociedad profana. Nuestro foco de atención es el tiempo correspondiente a la hegemonía del Segundo Gran Líder en orden cronológico. Después de la Batalla de Carabobo. Los realistas y patriotas se reconocen como clase dominante y es así como un alto oficial realista que participó en la Batalla, como Feliciano Montenegro y Colón, instala una escuela para educar a los niños de la nueva sociedad. El hijo del sargento realista, inscribe a sus hijos con los hijos de los generales y los ministros de la nueva república. Esta es la sociedad tolerante que propusieron los masones.

lunes, 1 de julio de 2013

Gran Mariscal de Ayacucho Masón por Eloy Reverón

 Existe una tendencia en la historia escrita por los masones como materia de instrucción para sus miembros,  cuya característica fundamental se identifica con  reconocer como masón a todo prócer civil o militar que hubiese realizado alguna obra significativa en pro de la evolución, en bien de la patria, o que hubiese merecido ser recordado. Ha llegado esta tendencia al extremo de existir constituciones masónicas que han contemplado la posibilidad de otorgar el grado 33 a personas no vinculadas a la Orden, con la condición única de haber realizado en su vida, una lucha efectiva en pro de los principios fundamentales de la Orden. Si el Libertador Simón Bolívar no hubiera tenido una experiencia masónica durante su estadía en París a finales de 1805, los masones lo hubieran reconocido como tal mediante  este recurso, similar a un Honoris Causa.

 El Gran Mariscal de Ayacucho posee una hoja de servicios tan impecable que ha debido recibir este reconocimiento. ¿ Porqué no hemos tenido noticia de este reconocimiento?. Simplemente porque los masones lo han considerado hermano, sin haber publicado hasta la fecha, algún documento que certifique su vinculación a la Orden.
 Los masones Francisco Castillo y Hello Castellón publicaron en el año 1974  su libro: ¿Quién es Quien? en la Masonería Venezolana, donde aseguran que en una logia de Cumaná existen evidencias de su asistencia a tenidas masónicas en el año de 1811.
 Américo Carnicelli, investigador masón, autor de La Masonería en la Independencia de América, con varios años de investigaciones en nuestro continente, no lo incluye en la lista de masones que anexó a la mencionada obra, además asegura  que en las investigaciones realizadas por los masones no se ha podido determinar si Antonio José de Sucre ingresó a alguna logia masónica. 

Cuando recibí la invitación de la División de Investigaciones "Enrique Bernardo Nuñez" de la Biblioteca Nacional a través de la Colega Carmen Michelena para escribir un artículo sobre Sucre Masón, lo primero que surgió en mi mente fue la duda. Tampoco recordaba ninguna relación de este Ilustre Prócer con la Orden de la Escuadra y el Compás.
 Concebimos lógico que a los integrantes de cualquier institución se llenarían de orgullo y satisfacción por el hecho de poder comprobar que un hombre de la talla moral, intelectual y heroica de Antonio José de Sucre, estuviese vinculado a ella, aunque fuese durante una experiencia masónica intrascendente.
 La estatura de la Gloria del Gran Mariscal, tampoco se compagina con su breve permanencia en la vida. Si nos sometemos a las limitaciones que presenta la masonería a los "profanos" que pretendan engrosar sus filas, el lapso de su posible ingreso se reduce a los años 1816-1828.

 ¿ Porqué solo doce años para poder vincular a Sucre con la masonería ?

 En primer lugar, existen un conjunto de preceptos conocidos como los "Landmarks", los cuales demarcan la edad de ingreso a las logias mediante el rito de iniciación a los 21 años. En caso especial de ser hijo de masón, se le concede el privilegio de ser iniciado a los 18. No contemplamos la posibilidad de que el Tte. Don Vicente de Sucre y Urbaneja, hubiese estado vinculado a la Orden.
 En segundo lugar, proponemos la fecha de 1828 como el otro extremo del límite, porque consideramos casi improbable que Sucre pudiera entrar a una Sociedad Secreta, después del decreto del Libertador, firmado en Bogotá el 8 de noviembre de 1828, cuando proscribió "toda sociedad secreta, sea cual sea su denominación".
 En 1816 estaba Sucre refugiado en Haití, pero en lugar de salir con Simón Bolívar y participar en la primera Expedición de Los Cayos, se dirige a la isla de Trinidad, donde prepara su viaje de regreso a Paria para unirse con el General Santiago Mariño, quien lo nombra Jefe del Estado Mayor de su ejército, y comandante del batallón Colombia donde toma parte en la Campaña de Oriente y fue ascendido a coronel.
 En 1817, el Libertador lo nombra Gobernador de la Plaza de la Antigua Guayana y Comandante del Bajo Orinoco. El año siguiente continúa con las gestiones de advenimiento entre los ejércitos de Oriente y Occidente. A finales de año permanece bajo las órdenes del general Bermúdez, combate en Güiria y participa en la Campaña de Río Caribe.
 En 1819 asciende a General de Brigada, se incorpora a la Campaña de Guayana bajo las órdenes de Bolívar. Se encuentra con el Libertador en Achaguas y viajan juntos hasta Angostura, donde se encarga de organizar la navegación de la Legión Británica hasta San Fernando de Apure.
 Entre febrero y  abril de 1820 realiza un viaje a Las Antillas y regresa con un cuantioso parque.  Tiene significativa participación en la preparación del Armisticio y Tratado de Regulación de la Guerra, ratificados por Bolívar y Morillo en Santa Ana de Trujillo a finales de ese mismo año.

 En 1821 se encarga de la Campaña de Pasto y Popayán, luego parte a Guayaquil.
 En 1822 se une al Ejército del Perú. Crea la Corte Suprema de Justicia en Cuenca. Triunfa en la batalla de Pichincha para decidir la Independencia de Ecuador. Es ascendido a General de División y nombrado Intendente del Departamento de Quito.
 1823 es un año interesante en cuanto al tiempo del cual pudo disponer para actividades distintas a la guerra ... ¿ masonería?... funda la Sociedad Económica de Quito. Se dirige al Perú como Ministro Plenipotenciario  de Colombia.
 En 1824 triunfa en Ayacucho y recibe del Libertador el título de Gran Mariscal de Ayacucho.
 En 1825 es ascendido por el Congreso de Colombia al Grado de General en Jefe y el Perú le ratifica su título de Gran Mariscal de Ayacucho.

 En 1826 resulta electo Presidente de Bolivia por voto popular, el cual es ratificado por el Congreso Constitucional. Asume la Presidencia el 9 de diciembre.
 En 1827 se inicia un período de fricciones con el gobierno peruano y percibe la crisis cismática entre la dirigencia de los departamentos que constituían Colombia.
 En 1828 resulta herido en un motín en Chuquisaca, entrega el Poder Ejecutivo, contrae matrimonio, abandona Bolivia y llega a Quito donde es nombrado Jefe del Ejército Colombiano para la campaña contra Perú. A finales de este año, dos meses después del atentado perpetrado contra el Libertador en Bogotá, firma Bolívar el decreto que proscribe a las sociedades secretas, sea cual fuere su denominación. A partir de este momento descartamos casi totalmente, cualquier posibilidad de vincular a Sucre con la masonería.
¿Fue Masón el Gran Mariscal?
 Transcribimos la primera afirmación al respecto hecha por los  masones Castillo y Castellón en la página 63 de su libro ¿Quién es Quien ? en la Masonería Venezolana:
"En el archivo de la Resp:. Log:. Perfecta Armonía N 2, al Oriente de Cumaná, actualmente en poder de la Resp:. Log:. Bella Altagracia N 24, hay un libro de actas, con las hojas amarillentas por la acción del tiempo, donde aparece registrado con fecha de 1811, el nombre del Mariscal José Antonio (sic) de Sucre , como asistente a unas tenidas." 
  ¿Dónde se encuentra Sucre ese año?. En 1811 la Junta de Caracas lo nombra Comandante del Cuerpo de Ingenieros de la Isla de Margarita. Participa en la Campaña de Barcelona.  Tenía 16 años y ya era  Comandante. En una carta que le escribe a Santander desde Quito fechada 6 de junio de 1822, le dice : "Usted sabe que yo estoy desde la edad de trece años en un cuartel..."   Su padre, su abuelo, y sus cuatro bisabuelos fueron Militares. En 1808, ya estudiaba Ingeniería Militar. Al año siguiente ingresa a la Compañía de Húsares Nobles de Fernando VII en Cumaná.   En 1810 regresa el Cadete a Cumaná con el grado de Sub Teniente de Milicias Regladas de Infantería.
 Si a los diez y seis años era Comandante del Cuerpo de Ingenieros con el grado de teniente. No tendría nada de particular que hubiese sido masón. Tampoco resulta extraño que siendo Comandante de la Plaza de Margarita, tuviera tiempo para visitar logias en su ciudad Natal. Pero si recordamos los Lankmark,  esta posibilidad descarta la de que esas firmas pertenezcan al mismo personaje, quien por más hijo del Gobernador, y brillante hoja de Servicios, era todavía menor.
 Sin embargo, nuestras dudas al respecto son muy grandes, no sólo por lo imprecisa que resulta la referencia a la hora de mencionar las fuentes, y su desarticulación con el contexto histórico. Tampoco hemos tenido contacto directo con  esos libros de actas de 1811. La información que respecto a esa logia archiva la base de datos de IVEM, Instituto Venezolano de Estudios Masónicos, responde a la instalación de la logia Perfecta Armonía número 2, en una fecha posterior a 1811, el  4 de noviembre de 1822. En la lista archivada por Manuel Landaeta Rosales, no figura esta logia.
 Encontramos un reconocimiento de masón que le hace el investigador masónico Roberto Levi Castillo al llamarlo hermano en un artículo publicado en el anuario de la logia de Investigación Histórica Inglesa, la Ars Quatour Coronati N 2076, en el vol 95 de 1982, editado en Londres, 1983. "British Franmasonry in Northern South America, 1817-1824".
 Los resultados registrados por Américo Carnicelli fueron expresados así: " En las investigaciones históricas masónicas no ha sido posible comprobar si el Gran Mariscal de Ayacucho ingresó a alguna logia masónica en Venezuela o en las islas antillanas o en Cartagena de Indias. No se encuentra ningún nombre o documento masónico de la época" La Masonería en la Independencia de América..  p. 15.

 Tomando en cuenta todo lo dicho hasta ahora, recomendamos a los investigadores que examinen las posibilidades durante su estadía en Haití, donde cumplió 21 años. Su posterior paso por Trinidad, camino a Paria para reunirse con Mariño, quien para el momento de su muerte en 1854, era la máxima figura de la masonería venezolana. Lamentablemente carecemos de datos respecto a la fecha  y lugar de su iniciación.
 Entre 1817 y 1819, llegaron muchos masones entre la oficialidad de la Legión Británica que sobretodo para la última fecha tuvieron algún contacto con Sucre. Un legionario británico,  Gustav Hippiesley,  escribió en: Narrative of the expedition to the rivers Orinoco and Apure in the South America, London, John Murrey, 1819, p. 320, que había asistido a la iniciación del general Montilla en una logia que se reunía en la casa del inglés James Hamilton en Angostura. Este inglés debió ser el contacto para la compra de las Armas que trajo Sucre de las Antillas en 1820.
 Podemos también recomendar la búsqueda dentro del proceso de pacificación que tuvo como resultado el Armisticio de Paz y el Tratado de Regularización de la Guerra firmado por Bolívar y Morillo en 1820. Allí hemos verificado algunos elementos masónicos durante y después del encuentro de los generales. En Mito y Realidad en la Historiografía Masónica Venezolana de la Independencia, Caracas, IVEM, 1994, señalamos que el abrazo entre Bolívar y Morillo correspondía a una señal de reconocimiento y respeto entre masones; la colocación de la piedra cúbica, símbolo masónico esencial de la masonería, en el lugar del encuentro; el reconocimiento de los masones de Caracas en 1854, cuando mencionan al Armisticio de Santa Ana como resultado de una acción masónica; la celebración de una batalla que definiera la situación a favor o en contra de uno de los dos bandos, y que esta batalla se realizara el día que desde 1717, es reconocido como día Internacional de la Masonería, el 24 de junio, día del patrono de los masones católicos, San Juan. Sin embargo estos aspectos que pueden ser casuales relacionan al Armisticio con elementos masónicos, pero no al redactor de los términos de dicho Armisticio con la masonería.

 Por último recomiendo a los investigadores buscar en los documentos bolivianos, relativos a la existencia de una logia en Chuquisaca, en las fechas de la estadía del Gran Mariscal en aquella población boliviana. Aunque esta referencia me parece tan remota como la de su firma en el libro de actas  de una logia que se iba a fundar once años más tarde. Pero tampoco descarto la posibilidad de alguna vinculación de Sucre con la masonería, o con alguna logia militar, no sea que nos pase lo que pasó con Bolívar cuando apareció el documento que disipo las dudas de su experiencia masónica, este documento también sirvió para demostrar que los masones habían utilizado falsos fundamentos al pretender vincular al libertador con la Orden.

                                 Caracas, sep de 1994

Publicado con el título: “La Masonería del Gran Mariscal”, en: Diario de Tribunales, Barquisimeto, Barquisimeto, 13 - 11 de, 1994, pp. 2 y última. y en El Investigador Venezolano 1995, Caracas, Biblioteca Nacional, con el título de Escarceos masónicos.

sábado, 2 de marzo de 2013

La logia Porvenir n 18 se vistió de gala

La Resp:. Log:. Porvenir n 18 de Caracas se vistió de gala para recibir a un nutrido grupo de amigos de la Institución entre los que se encontraban los alumnos del Colegio Claret, acompañados de una representación del personal docente de dicha institución.

Entre las esquinas de Jesuitas y Maturín, en pleno corazón de Caracas, y en un recinto que hoy constituye una de las más preciadas obras de la arquitectura venezolana inaugurado el 27 de abril de 1876. Hoy monumento histórico nacional, gracias a las gestiones de dos preclaros habitantes de esta ciudad, pero no menos amantes de ella, que quienes tuvimos la fortuna de nacer en este Valle. Me refiero en primer lugar a historiador Armando Rojas, diplomático de carrera en la Cancillería venezolana, quién tuvo la honra de presidir la dirección de patrimonio histórico en el momento de hacer los trámites. En segundo lugar, y muy de bajo perfil y de manera muy discreta, el doctor Miguel Eduardo Santana Mujica, insigne jurista y profesor de generaciones de abogados de Venezuela. Ambos se encuentran en el Oriente Eterno como suelen decir en el argot de la masonería escocesa, y a quienes recordamos con admiración y respeto. 

Sería injusto no recordarlos hoy, después de haber disfrutado de la música transmitida por sistema de acústica, diseñado especialmente para llegar de manera natural en toda la dimensión de su deleite. La banda de instrumentos de viento y discreta percusión continuó amenizando el acto en el casquillo protocolar del Gran Templo Masónico de Caracas donde tuvo lugar el ágape ofrecido por en querido hermano que ocupa el cargo de Venerable Maestro o director de los ceremoniales masónicos para el presente período, el Q:.H:.V:.M:. Rosenkans Rodríguez.

En la presente transcribimos un texto preparado por el Orador de Orden, el historiador Eloy Reverón, el cual resumió en su discurso y prometió hacerlo llegar hasta este blog.

 El texto fue presentado haciendo algunas precisiones necesarias en relación a la hermenéutica de la Masonería, entendida en los ambientes académicos de la masonología universitaria como una forma de socializar inspirada en las antiguas órdenes de Caballería que tuvo presencia en Inglaterra hasta la masonería premoderna a la que perteneciera el célebre anticuario, Elías Ashmole y Sir Francis Bacon, quien presentara al rey Jacobo I donde concibe la idea de la creación de la Universidad que represente la sabiduría universal del templo de Salomón en la Nueva Atlántida. Al presente texto le hacemos algunas ampliaciones de sus palabras fundamentados en los enlaces colocados en letras de color para que el lector interesado en mejores detalles de lo expresado por el historiador, puedan encontrar acceso a dicha información haciendo click sobre los subrayados de color.

También habló Reverón de la existencia de varias masonerías de tradición británica, tanto de la corriente de York como la rama escocesa identificados como freemasons y no dejó de mencionar a los Franc masones franceses y su posterior vinculación con la masonería en el Caribe y Estados Unidos donde se había desarrollado otra masonería que se uniría a la francesa para la creación del REAA. Así como también a otra masonería de los canteros alemanes constructores de la catedral de Colonia entre otras de donde se desarrolló una masonería moderna que según estudios publicados recientemente se encontró claro tránsito entre aquella masonería operaria y la masonería moderna.
Sintetizando la información definió también una masonería que operaba en la construcción de un templo interno labrando la piedra bruta de la personalidad para hacer mejores ciudadanos y otra mazonería con z, vinculada a la historia de la arquitectura donde ubica al primer mazón en las cuevas después de haber expulsado a las fieras, cuando colocó los primeros palos contra el techo para evitar la caída del techo de su caverna.
De allí habló de la masonería en El Caribe y su llegada por dos vías de penetración. En los regimientos militares que ocuparon Jamaica y se expandieron hacia Curazao y Angostura, además de la establecida en los puertos venezolanos con la expansión del comercio hacia nuestras constas como consecuencia de la revolución industrial y el desplazamiento de comerciantes en los diferentes puertos, a partir de 1808.

Finalmente hizo énfasis en la llegada a la masonería que llegó a Venezuela, según los masones que construyeron el Gran Templo donde nos encontrábamos, en las guarniciones militares que pelearon en la guerra, tanto en el bando español, como en el de los legionarios británicos. Y que según la solicitud de amnistía que de los masones que se unieron en 1853, para solicitar la liberación del paladín de la masonería venezolana, el general Santiago Mariño, quien se encontraba preso por una intentona golpista contra el gobierno del general José Gregorio Monagas. En ese documento recordaron el Abrazo de Santa Ana de Trujillo realizado entre el general Morillo y el general Bolívar, representando el abrazo, la firma del tratado de regulación de la guerra, el principio del fin de la guerra a muerte.

Dedicó una parte de su intervención a los jóvenes del colegio Claret al preguntarles si habían oído hablar de la historia de Venezuela de Baralt y Díaz, para señalarles que Ramón Díaz había sido uno de los fundadores de la logia Esperanza y había sido dueño de la casa que estuvo antes en el mismo sitio donde ahora estaba el templo masónico. Y que antes de que existiera el templo masónico, los hermanos de la logia Porvenir entonces número 43 se reunían en el número 12 de la esquina de Trapozos a Sociedad. Como los chicos dejaron ver que conocían poco el centro de la ciudad, Reverón les señaló que todos esos espacios donde habían monumentos históricos habían representado algo muy importante para nuestros antepasados vinculados a la ciudad y ese era un lugar por donde surgía la historia. El ejemplo de ese monumento histórico donde estábamos reunidos había sobrevivido a dos terremotos y a un incendio.

Antes de concluir con su discurso, hizo énfasis en la virtud de una institución de paz, de los obreros de la paz, en un siglo XIX azotado por la explosión social manifestada en las guerras civiles catalogadas como un centenar de revoluciones en un solo siglo, y que una institución como la masonería, no solo hubiera podido sobrevivir, sino que además jugó un papel importante dentro de situaciones de catástrofes naturales como terremotos e inundaciones y epidemias cuando no existía defensa civil, ni ministerios de salud con alcance propagandísitico y con capacidad para instruir a la población en medidas sanitarias; así como acciones masónicas coordinadas en la lucha por los derechos civiles.

El texto prometido se obtiene haciendo click aquí





jueves, 31 de enero de 2013

Agustín Beroes por Eloy Reverón

Vanegas, Ricardo Carta Masónica al Doctor Agustín Beroes (Presidente del Supremo Consejo del Grado 33 de Venezuela), Caracas, Tipografía Americana, 1926, 16 p.



La referencia obligatoria para los apuntes para la historia de la masonería en Venezuela, constituida, sin duda la carta, Masónica que Ricardo Vanegas. A. envía  al doctor Agustín Beroes (Presidente del supremo Consejo del Grado 33 de Venezuela)

La carta alude la conmemoración de los cincuenta años de la inauguración del Gran Templo Masónico y la instalación en el mismo, de los Altos Cuerpos dirigentes de la Masonería Venezolana. Así como manifestar que no es ajeno a los acontecimientos que se estaban desarrollando en el seno de la Institución, y que por primera vez son escándalo en el mundo profano.
Se refiere a la Masonería Universal, luego a la Masonería venezolana, al Gran Templo. Revela el concepto que tenían de la historia de la masonería.  (E.R. Archivo IVEM  Caja 20 N 11  fls   )

Manténganse en contacto con nuestros sitios electrónicos donde publicaremos una reseña histórica sobre este interesante folleto.